Decir que no es una habilidad y un arte necesario en muchos aspectos de nuestras vidas. Lejos de convertirnos en personas “rosca izquierda”, es la herramienta principal para poder establecer límites sanos en nuestras vidas.
Las finanzas no son la excepción.
Lo que pasa cuando no te sientes capaz de decir que no, es que te envuelves en compromisos con otras personas que te llevan a gastar un dinero que está fuera de tus posibilidades o que te aleja de cumplir tus metas.
Cómo puede verse esto en la vida real:
- Estás en un plan serio para saldar tus deudas y te “invitan” – tú asumiendo los costos – a un fin de semana en un hotel con todo incluido. Es un plan que te encanta, pero la realidad es que solo dices que sí porque no encuentras la manera de rechazar la invitación.
- Tu familia te llama para reunirse y te toca aportar X monto que te descuadra completamente el mes.
- Empatizas con situaciones de familiares, amigos y desconocidos en las que decides regalar dinero mientras te comes tus ahorros, porque estás gastando más de lo que ganas.
Cada uno de estos casos los he visto en asesoría y estos son solo unos pocos. La realidad es que esta situación puede tomar muchísimas formas distintas, pero al final el resultado es el mismo: tus finanzas son las que sufren y por ende: tu nivel de deuda, tus metas y proyectos, tu paz mental. Sin contar que, luego que tomas la decisión de hacer ese gasto fuera de lugar, en ocasiones sientes culpa.
Hoy quiero decirte que decir que no, es una habilidad que necesitas para un buen manejo financiero. No se trata de rechazar a los demás sino de comprometerte contigo misma.
Al final, tú eres la única que conoce – o deberías conocer – tu realidad financiera con total claridad. Entonces, quien debe estar al mando de tus decisiones eres tú misma 🙂
Cómo se puede ver decir que no:
- Me encantaría ir a cenar con ustedes, pero iré solo para el postre.
- Lo siento, pero ahora no cuento con el tiempo o presupuesto para esta actividad.
- Me encantaría que compartiéramos un rato. Qué te parece si en lugar de salir, vienes a mi casa y preparamos un café.
- O simplemente: No, gracias.
Comprométete contigo misma y eleva tus resultados.
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