Quizás habías estado evadiendo el tema del presupuesto por un tiempo. Pero has oído hablar tanto de él por parte de los gurús de finanzas, así que un día, decidiste que le ibas a dar un chance y beneficiarte de todas las bondades que has escuchado que tiene.
Y luego… “cri-cri” no viste ningún beneficio luego de intentarlo. Lo sé, muchas hemos estado ahí. Así que hoy te comparto cinco razones por las que quizás tu presupuesto no ha funcionado.
- Tu presupuesto no era un presupuesto. Espera, te explico: quizás lo que empezaste a llevar era un control de gastos. La diferencia es que un presupuesto es un plan donde le pones un destino a cada peso que ingresas, mientras que un control de gastos es una herramienta también importante, pero debe ser usada luego de tener el presupuesto, para fines de control y asegurar que te apegues a él. En el control de gastos anotas todos tus consumos, pero después que ocurren. En el presupuesto justamente defines qué gastos tendrás en un periodo particular.
- Hiciste un presupuesto demasiado rígido. Llevar un orden de tus finanzas se trata de ser estratégica e intencional. De lo que no se trata es de convertirte en alguien que no gasta nada en diversión ni en cosas que le gusten. Lo importante es decidir el nivel de gastos de manera que puedas lograr metas grandes por las que estás dispuesta a trabajar. Lo que quiero decirte es que, si pones un presupuesto totalmente rígido, te cansarás y lo soltarás, pues tu cerebro lo recibirá como algo negativo y de puro dolor y sacrificio (jaja así es, no exagero).
- No estableciste sistemas adecuados. Decidiste llevar tu presupuesto, pero la manera en que lo llevaste no era factible para ti. Por ejemplo, lo decidiste llevar en una libreta con la que nunca andas y encima de eso, no definiste una periodicidad para anotar sus gastos y mucho menos para revisar tu presupuesto. ¿La solución? Trata tu presupuesto con la importancia que merece: la de una cita de negocios contigo misma o con tu pareja, si es tu caso. Elige un día a la semana a una hora específica que te funcione y revisa tus números. Cuando acabe el mes, evalúa cómo te fue y qué debes ajustar para el próximo mes.
- No tienes metas. Tu presupuesto debe tener un por qué que te IMPORTE. Si no es así, no lo vas a entender como algo en lo que vale la pena ser constante. ¿Cuál es TU por qué? La compra de tu primer vehículo, saldar tu deuda universitaria, la compra de una vivienda, o preparar tu home office. Cada una de nosotras tiene una realidad particular y no importa cuál sea la meta, lo que sí importa es que a TI te importe.
- No has tomado decisiones necesarias. Puede que necesites recortar gastos o aumentar tus ingresos, pero no has dado los pasos necesarios, así que continúas en el día a día, gastando sin plan y asumiendo deudas. No es el presupuesto lo que no funciona, sino el no tomar decisiones acertadas en base a la información que te ofrece. Para conocer más sobre inteligencia financiera lee las 7 claves que te comparto en mi blog.
¿Alguna vez has intentado hacer un presupuesto y lo has soltado, pensando que el esfuerzo no vale la pena? Espero lo que te comparto hoy te sea de mucha utilidad. Nos vemos en la próxima entrega!